18- LAS PIEZAS VAN ENCAJANDO

Hoy, tercer día que estamos toda la familia junta y casi parece que llevamos tres meses. Xiao Hu cada día más relajado, su manera de ser empieza a dejarse notar, tengo el presentimiento que hemos fichado un auténtico "guindilla".

Chongqing es conocida como la “ciudad del río”, la "Ciudad montaña", o como “la ciudad de las neblinas” ya que está rodeada por montañas que hacen que se acumulen las nieblas por la mañana, y que el aire no pueda correr, por lo que no es de extrañar que en verano se alcancen temperaturas de más de 40º, razón por la cual es considerada como uno de los cuatro “hornos” de China. Chongqing es el municipio más extenso y más poblado de China con 33 millones de habitantes en una extensión un poco más pequeña que Portugal (82.400 km2); cuenta con 30 universidades, sólo dos de ellas privadas.

Por la mañana tocaba excursión al zoo porque amenazaba lluvia. El zoológico está situado en los suburbios del oeste de Chongqing con una extensión de más de 60 hectáreas y en el que se pueden ver animales de más de 230 especies diferentes.

El Panda gigante es uno de los tesoros nacionales de China en peligro de extinción, y el animal preferido de los chinos, por eso entre las estatuas de los animales que dan la bienvenida al zoo encontramos a un elefante, un tigre, una avestruz, una cabra montesa, unas jirafas, y una mama panda con su cría en brazos. ¡Preciosos! Después de andar un rato Vicky ha decidido sentarse en un banco y hacer la visita con la imaginación. Tan sólo han bastado cinco minutos para que todos los mosquitos de Chongqing se dieran el gran festín con sus piernas; le han devorado, menos mal que la otra pareja que viene con nosotros ha venido mucho más "preparada" y tenían algo para "post-picadura".

Después de dejar a Vicky sentada en compañía de los mosquitos, nosotros hemos seguido el recorrido: hemos visto una pareja de elefantes con una cría que no tenía más que un mes: el elefante padre intentaba con su trompa abrir la puerta de salida, una puerta que tenía un candado al final de un pasador: tenía bastante maña, pero como es lógico no ha podido hacer mucho. Luego ha llegado el turno de una pareja de tigres que jugaban a pillarse. Hemos visto muchas carpas doradas, así como peces que en milenios no han evolucionado. También hemos tenido ocasión de acercarnos a los leones, los hipopótamos, las jirafas... El paisaje es excepcionalmente verde y frondoso y lleno de bambúes y de árboles preciosos.

Pasear por la calle resulta bastante molesto. Nunca nos hemos sentido tan "mirados" por la gente; además lo hacen con tal descaro que llega a resultarnos muy molesto. Primeramente les choca ver a occidentales y además llevamos un par de silletas con dos niños chinos preciosos. Está claro que los comerciantes no vivirán gracias a la venta de silletas, no se ve ninguna por la calle y el binomio "occidentales-niños chinos" todavía menos. Así que entendemos un poco cómo se pueden sentir los animales del zoo con toda la gente mirándoles...

Pero lo peor de todo es que a Xiao Hu no le gusta ni ver la habitación del hotel. Todavía no hemos descubierto por qué pero en cuanto cogemos el ascensor para subir, se le empieza a cambiar la expresión y nada más abrir la puerta de la habitación empieza a gemir. Pide brazos, nada de corretear como cuando estamos por el hall del hotel; no sabemos por qué se siente inseguro, en esos momentos lo único que le calma son los brazos. En la calle, o fuera de los aposentos, no hay ningún problema, va y viene solito, detrás de un globo o con su hermano. Ya nos dijeron los cuidadores que le gusta la calle, querrían decir el patio porque nos consta que no había salido nunca del orfanato. El caso es que en caso de terremoto seguro que no nos pilla en el hotel.

Hoy hemos ampliado un poco más la lista de los alimentos que le gustan a Xiao Hu: manzana, mandarina, cerdo agridulce, patatas y galletas de arroz. Está hecho un campeón: ya le supera con mucho a su hermano Pablo. En este mismísimo momento acaba de quedarse dormido. Estaba acostumbrado a dormir con la cuidadora, en la misma cama, así que os podéis suponer que el proceso de dormir nos cuesta un poquito, pero parece que Mikel le va cogiendo el tranquillo. Luego, una vez que pilla el sueño, Mikel lo deja en su cunita y ya no se despierta en toda la noche.

Fin del capítulo. Mañana más. Mil besicos para todos.